El abuso de drogas producidas legalmente como opiáceos y el consumo de algunas que se hallan en una especie de limbo jurídico -sustancias de diseño tan cambiantes que son muy difíciles de identificar y perseguir- se han convertido en un importante motivo de preocupación para la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), que ayer presentó su informe anual en Viena. Mientras que su escasez es aún un problema en países pobres -en África, Asia, y partes de Latinoamérica-, la sobreabundancia de analgésicos contra el dolor (estupefacientes o psicotrópicos) en los países ricos de Occidente "puede llevar al abuso y a una subsiguiente drogodependencia", advierte el trabajo del organismo dependiente de la ONU.