La función del cerebro ha sido preocupación constante del hombre desde la época de Hipócrates (S. V a.C.) cuando éste atribuyó la conciencia a este órgano en vez del corazón. Galeno separó la función cerebral en sensorial (por encima del tentorium) y motora (por debajo del tentorium). Posteriormente se creyó que a nivel de los ventrículos cerebrales se ubicaba el "pneuma psíquico" con diferentes funciones según la ubicación: sensación (anterior), intelecto (medio) y memoria y movimiento (posterior). En el siglo XVII Willis estableció que la función cerebral estaba localizada en la materia gris y no en los ventrículos (Iskandar & Nashold. Neurosurg. Clin. North. Am. 1995; 6:1-25). Hasta el siglo XVIII, se creía que la función del tejido nervioso era únicamente glandular, con los nervios como ductos a través de los cuales discurrían fluidos secretados por el cerebro (Kandel. Essentials of neural science and behavior, 1995).
Desde 1796 Franz J. Gall, investigando los postulados de fisionomía de Lavater (1775) sobre la relación de la forma de la cabeza y los rasgos psicológicos de un individuo, es apoyado por Johann K. Spurzheim y desarrolla el concepto de la craneología, posteriormente denominado frenología por Thomas Foster en 1815, el cual establece que las facultades mentales y las características espirituales están localizadas en sitios específicos de la superficie (corteza) del cerebro, siendo posible reconocerlos en la superficie del cuero cabelludo (según la forma del cráneo); a pesar de los abusos cometidos en nombre de su doctrina, Gall es considerado uno de los más importantes anatomistas del cerebro, al mejorar las técnicas de disección, al considerar que la función nunca puede ser separada de la estructura, que el sistema nervioso es una sucesión jerárquica de ganglios independientes pero unidos entre sí, al determinar que las vías piramidales se cruzan a nivel del bulbo, al establecer el origen de los ocho primeros pares de nervios craneales y al determinar que la sustancia gris y blanca están conformadas por la "matrix nervorum" (origen) y las fibras nerviosas provenientes de la anterior, respectivamente. Pero Gall no es sólo el pionero en la localización de las funciones cerebrales (27 caracteres básicos de los cuales se confirmó luego el del habla), es considerado también como el fundador de la psicología como ciencia biológica al ser el primero en formular las teorías evolutivas ("personología anatómica") (Schott. Crónica de la medicina, 1993). A mediados del siglo XIX, el neurólogo británico J. Hughlings Jackson estudiando pacientes con epilepsia focal, mostró que diferentes actividades motoras y sensoriales se localizan en distintas partes de la corteza cerebral. Wernicke demostró que diferentes comportamientos son mediados por diferentes regiones cerebrales que son interconectadas con diferentes vías neurales (Kandel. Essentials of neural science and behavior, 1995). En los 40s, el neurocirujano Wilder Penfield usando estimulación eléctrica en más de 1000 pacientes que fueron intervenidos por epilepsia, corroboró los hallazgos de Jackson al describir la respuesta de diferentes áreas corticales (Kandel & Hawkins. Sci. Am. 1992; 267:53-60).Las tesis que las afecciones mentales tienen un sustrato biológico es ya antigua ; Wilhelm Griesinger (1817-1868) consideraba que la base de las enfermedades mentales debía buscarse en el sistema nervioso (lesión orgánica), aunque no siempre pudiera probarse su existencia. El afirmaba que "la psiquiatría y la neuropatología no son sólo dos campos relacionados estrechamente, son un campo en el cual un sólo lenguaje es hablado y las mismas reglas jugadas". Emil Kraepelin, quien nace en 1856, concebía las enfermedades mentales como entidades clínicas distintas (modelo médico de la locura); aunque su mirada clínica tenía un propósito descriptivo y clasificatorio, más que psicopatológico, afirmaba que la base de tales enfermedades era biológica. Pero a comienzos del siglo XX se presentaron varías corrientes "funcionalistas" que inundaron con sus teorías el campo del conocimiento psiquiátrico, dejando de lado los esfuerzos de los pioneros de la psiquiatría biológica. Para el psicoanálisis la enfermedad mental es concebida en una perspectiva funcional, constituye una tentativa de ajuste, de resolución de los problemas, que no pudo darse de otra manera más satisfactoria; toda perturbación aunque ineficaz y dolorosa, constituye una forma de orden donde el conflicto representa un factor común a la salud y la enfermedad (Ionescu. Catorce enfoques de la psicopatología, 1994). Adolf Meyer, neurólogo y psicopatólogo, se oponía a la visión kraepeliniana de las enfermedades y consideraba a la psicopatología como una patología funcional de la adaptación ("las enfermedades son diversas modalidades de reacción"). Henry Ey, con la teoría del organodinamismo, trata de proponer una tentativa por superar los puntos de vista organicistas basados en las localizaciones y la anatomopatología, utilizando aportes de la psicología : "toda forma psicopatológica exige para su formación, a la vez y en conjunto, una perturbación orgánica primordial y una estructura psicológica necesaria que constituye su fenomenología, su base existencial" (Ionescu. Catorce enfoques de la psicopatología, 1994).
Sin embargo no pasó mucho tiempo para que se diesen reacciones que iban en contra de los postulados funcionalistas ; dentro del seno de la misma psicología, Wilhelm Wundt con su psicología estructural trata de establecer las leyes del pensamiento estudiando los "materiales de construcción" de los fenómenos psicológicos más allá de los aspectos organizacionales propuestos por la psicología funcional de William James. Klerman, creador del concepto "neokraepeliniano", concibió la psiquiatría como una especialidad médica y hacía referencia a la existencia de una frontera entre normalidad y enfermedad (bases biológicas de los trastornos mentales) (Ionescu. Catorce enfoques de la psicopatología, 1994). Akiskal & McKinney al referirse a la pseudopsiquiatría y a la dicotomía orgánico vs. funcional, mencionan una serie de postulados filosóficos que hacen referencia a ello : citan a Bertrand Russell quien afirmaba que el dilema mente-cuerpo es un constructo teórico equívoco ya que "mente" y "cuerpo" son meramente diferentes palabras que describen el mismo fenómeno. Citan también a Graham quien afirmaba : "... ningún estado, enfermedad, reacción, o cualquier cosa es psicológico o físico. Es por sí mismo ; nosotros escogemos la forma en la cual deseamos hablar de ello... En particular, una emoción es la misma colección de eventos en el organismo ; nosotros podemos darle un nombre como 'miedo' o 'rabia' las cuales son palabras del lenguaje psicológico, o podemos usar los nombres de procesos en el sistema nervioso, glándulas y músculos, nombres que son palabras del lenguaje físico". Akiskal & McKinney continúan diciendo que quienes rechazan el modelo médico argumentan que sólo los cambios que son manifestaciones evidenciables de anormalidad física califican como enfermedades médicas, pero para ellos, todos los estados emocionales (descritos en lenguaje psicológico o no) son estados organísmicos y tienen por tanto correlatos fisicoquímicos. "El punto crucial es que, desde un punto de vista metodológico, la orientación antimédica contraviene la investigación biológica de los trastornos mentales y una perspectiva tan estrecha no es permisible en psiquiatría" (Akiskal & McKinney, 1973).
Esto de ninguna manera debe entenderse como un distanciamiento con lo humanístico y lo social. Las explicaciones en la ciencia deben tener siempre algunos elementos de reduccionismo. El reduccionismo busca explicar una amplia variedad de fenómenos naturales por el comportamiento de un limitado número de simples constituyentes sujetos a rigurosas leyes. Sin embargo, no basta solamente con entender los orígenes de los procesos mentales, la dinámica cerebral que les es propia o los disbalances de la misma ; es preciso considerar además, un cúmulo de factores que siempre se habían considerado más allá de las 'fronteras del cerebro'. Hoy en día sabemos que el cerebro no 'existiría' sin la interacción con el entorno, y que el entorno no podría 'existir' s in un cerebro que lo concibiese. La plasticidad es común al cerebro y al entorno, pero el artista que los modela no es otra cosa que su interacción. La ciencia ha llegado a la psiquiatría para intentar aclarar el oscurantismo en el que estaba sumida, para dar una voz de alerta sobre la especulación y para proponer una posición desapasionada y objetiva donde sea posible admitir la ignorancia.
Tamayo JM. Bases Moleculares de la psicofarmacología en "Psicofarmacologia On-Line"
Disponible en: URL: http://psicofarmacologia.info/basesmoleculares.html
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