Convertir una rata en adicta a la cocaína es fácil. Revertir el proceso empieza a ser posible. Una combinación de dos medicamentos conocidos para tratar el abuso de otras drogas ha conseguido resultados en esa línea. Y después de los roedores, ya se sabe: llegarán los ensayos en humanos. El trabajo, que ha sido llevado a cabo por el Instituto Scripps, ha sido publicado en Science Translational Medicine.
En el ensayo se probó una “ajustada” combinación de buprenorfina y naltrexona, según los autores. No se trata, como se ha intentado otras veces, que el adicto sufra rechazo o malestar cuando toma la droga. Los objetivos eran más sencillos: controlar el comportamiento compulsivo que se asocia con esta sustancia. Por eso no es raro que los dos medicamentos utilizados sean ya conocidos para tratar otras adicciones, explican los investigadores. La buprenorfina es un sustitutivo de la heroína; la naltrexona se utiliza para combatir el tabaquismo y el alcoholismo.
Como se ve, de las principales adicciones, la de la cocaína es —junto a la del hachís— una de las más desasistidas farmacológicamente. No existen en el mercado tratamientos para la deshabituación.
Los medicamentos usados actúan en la clave de las adicciones: el circuito de recompensa del cerebro. Con las drogas, este se estimula. Así empieza la adicción: a más placer, más ganas de repetir. No de una manera consciente. Es que el cerebro pide más, y cuando no lo consigue envía señales de desazón. Así es como empieza el enganche.
Lógicamente, como siempre hay que repetir en estos casos, el ensayo es en ratas. La idea de que pueda extrapolarse a humanos es lejana. Pero, por lo menos, está ahí. Si unas ratas sin más fuerza de voluntad que su instinto han sido capaces de reducir el consumo compulsivo de cocaína, se supone que una persona con ganas de dejar la droga podrá conseguirlo antes.
Noticia publicada en El País.
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